MI ANGEL SUBLIME
No soy nada, no soy nadie...
un silencio que vaga por la soledad,
que se emociona con una caricia.
Lloro con lágrimas que forman ríos
cuando me faltan esos aromas
que necesita mi alma.
Escritos desde una agenda, en momentos de soledad, de espera, en medio de su rutina diaria. Ella siempre espera algo, o a alguien. Sigue una luz, es la fe la que la acompaña. Escribe a diario, no lo comparte con nadie. Piensa que Dios la lee. Ella nunca saldrá del nido, ahí se siente segura. No quiere volar, no sabe cómo hacerlo. Cada día mira al cielo y sonríe. Ella espera, siempre espera.
No soy nada, no soy nadie...
un silencio que vaga por la soledad,
que se emociona con una caricia.
Lloro con lágrimas que forman ríos
cuando me faltan esos aromas
que necesita mi alma.
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